Reducir el colesterol LDL, conocido como "colesterol malo", es uno de los objetivos prioritarios en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Según numerosos expertos en nutrición y salud cardiovascular, las carnes procesadas son uno de los principales alimentos que deberíamos limitar si queremos mantener a raya estos niveles y proteger la salud del corazón.
Las carnes procesadas -como salchichas, embutidos, bacon, fiambres o productos precocinados a base de carne- contienen altos niveles de grasas saturadas, colesterol y sodio, todos ellos relacionados con un mayor riesgo de dislipemias, hipertensión y enfermedades coronarias.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este tipo de productos no solo están vinculados al cáncer colorrectal, sino que también aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares debido a su perfil nutricional poco saludable.
En profundidad
Una investigación publicada en el British Medical Journal BMJ demostró que el consumo frecuente de carnes procesadas se asocia con un aumento del colesterol LDL y un mayor riesgo de sufrir enfermedades del corazón.
El estudio concluyó que incluso pequeñas cantidades consumidas de forma regular pueden tener efectos negativos sobre la salud cardiovascular.
Además, según la Asociación Americana del Corazón (AHA), las grasas saturadas presentes en las carnes procesadas elevan los niveles de colesterol malo, mientras que los aditivos como nitritos y nitratos pueden tener efectos inflamatorios que favorecen la arteriosclerosis.
A tener en cuenta
Los expertos recomiendan no superar los 70 gramos semanales de carne procesada, lo que equivale aproximadamente a dos raciones pequeñas.
En su lugar, se aconseja optar por fuentes de proteína más saludables como el pescado azul, las legumbres, los frutos secos o la carne blanca sin procesar, como el pollo o el pavo.
Además, es importante revisar las etiquetas nutricionales: muchos productos aparentemente "ligeros" o "reducidos en grasa" pueden seguir conteniendo cantidades elevadas de sodio o conservantes que afectan negativamente al perfil lipídico del consumidor.